La Vino Tinto en su máximo esplendor. Se celebraba el cumpleaños de uno de sus integrantes (Angelo Piantini), la excusa perfecta para gritar la frase que más nos gusta: alcooooooooooohhhhhhooollll!!
¿Cuántas? Mil. Sí, mil gritos y 10 botellas de la pócima mágica que calentaron las gargantas de los asistentes al show. Show porque lo que pasó anoche fue digno de hollywood y el paseo de la fama (¡tantas figuras por dios santo!).
Angelo, Felipe, Caro y Bruno fueron los primeros en llegar, incluso antes que Draculón. Ya les picaban los dedos por tomar y llegaron a pensar en tirarse unas tapitas en plena vía pública. De a poco se fueron sumando los demás guerreros. Todo tranquilo, digno de un carrete de universitarios y jóvenes responsables. Hasta que llegó el niño carita hinchada de las zapatillitas blancas relucientes. ¿Él, un lord? No se equivoque. Sólo para graficar le relatamos su entrada al boliche: un hola para todos desde lo lejos, agarró un vaso se sirvió una piscola (3/4 de pisco), prendió un cigarro y dijo: "cabros ¿ustedes después quieren salir? porque yo quiero tomar y quedar aca tirado en el suelo". Corto, preciso y conciso.
De ahí en más la noche estalló. Alcooooooooooohhoooooool por todas partes. ¿Lazos al cuello? Los hubo. Y más: el tranquilito de DZ le sacó sangre de las narices al Loro. Papo terminó con la cara rasguñada y moretones varios. Los ojos de muchos algo tuertos por los piquetes traicioneros. Todos averiados por culpa de la lucha libre y, cómo no, del alcohol. Hígados que no se vencían y que aguantaban uno, dos y tres tragos más. Pulmones contaminados de humo producido por la quema de plantas místico-exóticas.
El caos reinó en la casa de un zancudo y me atrevó a decir que fue uno de los carretes más desordenados en la modalidad grupo reducido. No nos extrañemos si las amigas de la Pili se preguntan cómo cresta diez gueones que se ven dos o más veces a la semana pueden carretear entre ellos y ser tan desordenados, qué es eso de alcooohl y por qué se tocan tanto. Yo me atrevo a responder que es por el cariño, la tradición, la mística, la vida.
Ahora, lo de ayer estuvo más cerca de la muerte que de la vida, eso está claro. Se ejemplifica en el mondo bizarro de la Pantera que terminó tirado debajo de la mesa de la cocina. En los africanos de Peñita. En el jugo aumentado de DZ, al que vamos a bautizar como "El desastre" (anote: rompió vasos, terminó bailando arriba de la mesa y dio espectáculo). Y hasta el Guga se prendió y terminó saltando por la ventana (probablemente para atacar al Bruno). La Pepa influenciaba a la Caro para que fumara y le tiraba el humo en la cara.
Todos se prendieron y se demostró que La Vino Tinto está en su máximo esplendor. No porque el campeonato se haya perdido La Institución va a haber bajado en rating. El otro campeonato, ese que jugamos todos los días, ese que se juega en todas partes, en cada lugar que La Vino Tinto esté, ese campeonato, el más importante, lo vamos ganando... y por goleada.