lunes, 18 de mayo de 2009

Vamos a daros una paleinchis

Más dañados que mi casa después del viernes. Más averiados que el auto de Eliseo Salazar después de cualquier carrera en la que haya competido. Así estaba La Vino Tinto de cara al match contra Os Yereinchis. Apelando a los galletas pudimos suplir todas las bajas. Apelando a la experiencia pudimos doblarle la mano a la adversidad.
Os Yereinchis era un rival peligroso. Un equipo joven y que se la jugaba para no quedar relegado en la lucha por la clasificación. Enfrentarse a La Tinto en esas circunstancias es complicado. Nadie lo quiere hacer. Pregúntenles a Ferroviarios, a Al Seko, a Xeneizes, a Loco Choche y cuántos más que han quedado quintos por esa simple razón.

Piiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii (léase como pitazo).

La Vino Tinto toca y toca. Entra al área, le pega de afuera. Las pelotas dan en el travesaño y en las entrañas del arquero. La Tinto sigue insistiendo. Hace circular a la caprichosa (con todas sus letras). Se temía lo peor. Los murmullos que generaba la hinchada eran el reflejo de lo que todos pensaban. Esas típicas tardes en que simplemente no entra, la pelota no quiere nada. Pero los murmullos se desvanecieron. Ahora era el silencio el que reinaba. En una pelota dividida, aprovechando el desorden general, vino un tiro de afuera del área que dejó sin reacción a Chanito Sáez. 0-1 y si antes del gol ya la situación no convencía, ahora podía venir la verdadera debacle.
El marcador era injusto, pero había que remar para adelante. Este equipo no sabe hacer otra cosa que eso último. Y esta tarde estaba para demostrarlo. Así fue. Salieron los goles y La Vino Tinto se fue 3-1 arriba en el primer tiempo. Con un regalito extra: expulsado un jugador de ellos. La charla fue áspera porque si nos relajábamos seguro que podíamos terminar complicando puntos.
Comenzado el ST otro jugador de ellos se fue a las duchas y ahora si que sí lo agradecíamos de sobremanera porque el nivel mostrado por La Tinto no era al que nos suele tener acostumbrados.
Fue el partido más fome en la ya milenaria historia del equipo. El más inexplicable también. Se jugó en cámara lenta y con un concurso de por medio: el que se pierde más goles gana. Todos quisieron concursar, pero Jeremy, Angelo, Coke y Canito se ganaron el premio por perderse la no despreciable cantidad de 20 goles cada uno. Este concurso estaba más peleado que el partido. Menos mal nos acordamos que de todas formas había que ganar, por eso, aunque se jugó mal y poco inspirados el 7-1 es una buena razón para seguir con la moral a tope.

Cosas para aplaudir:
1-. El gol de rabona del 10. Entre dos rivales sacó la jugada picando la pelota y metiéndose ésta en la esquina del palo más lejano al arquero. Un golazo (de otro partido) dedicado a los aburridos hinchas "borrachos del tablón", como el mismísimo autor del gol dijo. "La rabona es un defecto", dijo el Bichi Borghi alguna vez. Los hinchas del vino aplaudieron tal defecto.
2-. El gol de Joven Joaquín Sáez. Tiro libre ofensivo. Angelo toca a lado para que el arquero la clavara en el ángulo. Os Yereinchis no querían más. A esa altura tenían el culo irritado de tanto trequetreque.
3-. La reacción del equipo. Nunca caímos en la calentura del rival. Nos pegaron duro y calladitos respondimos con goles.
4-. La hinchada. Recaudación total: diez hinchas. Notable.
5-. La cara de Canito Ríos después de haberse acostado a las 10 de la mañana.

La Vino Tinto sigue en la punta con 15 puntos. Invictos.

domingo, 10 de mayo de 2009

La fórmula no falla: brindis, gol y sigue la fiesta

No sé si fue tinto, pero el hígado venía dañado. Muchos acusaban lesión antes del partido. ¿El Gordo? No, pero es que para, ese señor es la noche misma. Juega en otra liga. Igual que el equipo, que esta noche dio muestras de la categoría que tiene. Adentro y afuera de la cancha. Sí, porque la hinchada fue tanto o más figura que los jugadores. Mucha onda fuera de la rectangular, un aporte para el equipo, como jugar con uno más.
Humildemente, La Vino Tinto hizo su ingreso a la cancha (por los comentarios de la noche muchos hinchas esperaban un guitresito de alguno, pero no hubo nada, ni siquiera alguna arcada). Charla técnica precisa: "no nos compliquemos, cada uno conoce su posición (cúanto currículo tiene cada uno), toquemos atrás si es necesario y parándonos bien lo ganamos".
De entrada nos salieron dos pepitas obras del que alguna vez fue tentado por el Udinese del Alsexy Sánchez, pero que se decidió por seguir su carrera en La Tinto. El rival recién ahí despertó (nos tenían miedo y se entiende, esta camiseta pesa mucho). Intentaron meternos en el arco custodiado por Joaquín "Me como a las minas del Mati" Sáez. Pero, ajá. Nadie contaba con la efectividad del goleador del equipo. El Fanta anestesió la pelota afuera del área. Avanzó con la vista en alto y con el achique del arquero "Terminator después de la bomba" la empalmó suavemente, así como quien le hace el amor a la pelota, para dejarla en la red. La cara de orgasmo del colorín para celebrar su gol reflejaba la satisfacción del equipo por ver al 9 festejando.
Rico suave como el hit noventero de Gerardo (esa no la tenían ¿eh?). La Vino Tinto se empezó a soltar y el Flaco (yo) se las dio de, de, de... de todo porque empezó a corretear toda la cancha, pero la noche anterior le pasó la cuenta y reculó, después sólo se dedicó a recibir golpes.
El resto del partido fue monótono. Ellos pegando y nosotros castigando. Goles de Morales y de Coke Medel (qué chuleta que metió). De la galería se escuchaban a los monos, orangutanes y parece que había hasta un mamut porque los alkaaal afloraban a rienda suelta con sonidos variados y extraños (mucho efecto especial). Las chiquillas que fueron a ver al humillado rival de La Vino se querían ir con nosotros, pero después de eso griteríos prefirieron quedarse con los perdedores pecho frío que con los borrachos aumentados del tablón.
Linda noche. Lindo baile. Lindos caños. Falta todavía para lograr un andamiaje y nivel futbolístico perfecto, pero vamos por la senda correcta. "A La Vino Tinto se le exige los tres puntos todos los fines de semana", se escuchó después del partido. Y cumplió. Absolutamente. Somos punteros otra vez.

PD: Me duele la costilla. Mándenme una masajista que su especialidad sea el happy ending. Gracias.