Dedicado al Profe

4ta Fecha
La Vino Tinto 7
Barrabases 4

Sam, Mono, Roque, Ciruela, Pelusa, Bototo, Torito, Chico, Guatón, Pirulete y Pelao. ¿Dónde estaban? El nombre del rival nos hacía recordar a ese equipo imbatible de nuestra infancia. Nunca llegaron esos personajes célebres.
Sí llegó, siempre puntual y en masa, La (grandiosa, imparable) Vino Tinto. Sin nuestro Mr. Pipa que se encontraba en cama con termómetro metido en el... debajo de la axila. Enfermo, agripado. Cuando ya comenzaba el partido, hizo su aparición el mítico Profe Ñeque (José Luis peña), el preparador físico del equipo. Poco a poco se iba llenando el sector donde estaba apostada la ruidosa barra tinta. Nombres: el manager de los jugadores Che Bombacha (Manuel Altomonte), que las hizo de asistente técnico en reemplazo del DT; Don Pepe (papá de Angelo) hincha número uno y Cegatini (Zancudo Draculón) periodista. ¿Dónde estaba la ilustre mascota El Rasca (DZ)? Nunca llegó, justificando una caña y pésimo comportamiento registrado en el último asado del club.
Para dosificar el equipo, se determinó jugar cada tiempo un equipo distinto. El PT fue todo para nosotros excepto al final donde dejamos crecer al rival a causa de errores infantiles en la salida. Paveamos. Eso nos costó agrandarlos de cara al segundo tiempo y con una ventaja que no aseguraba nada. Era 3-1 y el árbitro nos mandaba a descansar.
El ST fue un juego filoso, al borde del abismo. Entró un equipo que estaba frío. Los contrincantes se habían propuesto darlo vuelta y nos ahogaron. Nosotros embocamos primero, pero rápidamente descontaron una, dos y tres veces hasta quedar por uno abajo. Ahí apareció el ímpetu de La Vino Tinto que si no es con fútbol, es con corazón y garra. El partido estuvo al borde de terminar en ring de boxeo, pero preferimos seguir jugando. Aparecieron los lujos para dejar en claro nuestro estirpe. ¿Querían fiesta? ¿Querían samba, cumbia o reggaeton? Ahí está, ¡CAÑO! señores, globito al arquero y gol. Grande Pirulete. Para finalizar, un gol de Morales que dejó la bola elegantemente al otro lado de la línea (sin tocar la red) previa jugada personal del Tano Bianchini. El rival estaba sacado. Era el peor panorama para un equipo impotente que tenía todo perdido y quizo competir por otro premio, el del talento y lujos personales. También se fueron derrotados. Fue 7-4, caliente.
Si bien, no se jugó como la hinchada pretende se ganó un partido que se complicó. Quizá fue producto del exceso de confianza y de las secuelas de un fin de semana largo (o sino pregúntenle al Profe y a DZ). No hubo equilibrio, fue a ratos muy bien y en otros pésimo. Lo cierto es que seguimos en nuestra senda y poco a poco se va afinando lo que es el club más grande en la historia de los campeonatos de futbolito. La institución más querida. La Vino Tinto, ¡compadre!