Una más y no jodemos más

Nuevamente La Vino Tinto apuesta por la gloria. Otro semestre y las mismas pretensiones: ser campeón (adentro y afuera de la cancha). El detallito encanta, a la hinchada y a toda la familia tinta: han vuelto los viejos cracks. Los cabros.
El curriculum que exhibe la institución asusta a cualquiera, pero los jugadores sólo quieren revancha. Quieren más. Las motivaciones sobran cuando llega Papo Peña gritando alcoooooooooooooool y quedan en la misma sintonía cuando alguno de nuestros jugadores llega encañado o todavía puesto con olor a chicha e igualmente se pone un partidazo. Es así la identidad de un equipo que hace que el cielo se tiña morado mientras rueda la pelotita.
Hoy puede que el análisis futbolístico no dé para mucho. El equipo recién se juntó después de una larga para (y pala). Falta afinamiento como el auto antiguo (no viejo), pero cuando esté listo para acelerar todas las minilolas se darán vuelta a mirarlo. Los rivales tendrán que alargar el cuello hasta el horizonte lejano porque cuando quieran adelantarlo La Vino Tinto ya le va a haber sacado un par de kilómetros de distancia. Así ha sido la tónica y seguirá siéndolo. Porque este equipo tiene oficio, tiene sapiencia y mucha pero mucha cancha y camiseta. Es parte de la identidad y cuando es hora de salir a la cancha se hace notar. Es la pasión, esa que no se pierde.
El apetito no acaba, por eso, La Gloriosa pide una más. Y va con todo.

PD: Dicen que Osvaldo Novión fue al debut y entregó un solo consejo: trOOteeeeeeeee!